“No hay caminos que nos indiquen, en esencia, el hecho de “ir hacia” o de “volver desde”. Digamos que el camino se produce sólo al ser recorrido, y su sentido otorgado, según cuantos vayan o cuantos vengan. Y dado que no hay caminos que existan si no son transitados, tampoco hay hombres reales, si no es por la continua observación de sí mismos; al recorrerse de manera incansable.”

 El Camino

 Un hombre deprimido,un hombre angustiado, un hombre insatisfecho, son como un camino no transitado.

De a poco la maleza les crece y los cubre. Y en donde había un camino, queda una huella, para luego desaparecer entre la vegetación espesa.

 Hay quienes dirán aquí hubo un hombre, o aquí hubo un camino.

El hombre deprimido es como un camino que ha sido borrado.

Ningún camino permanece si no es recorrido. Y ningún hombre es real sino se transita a si mismo.

La acción de transitar es la esencia del camino. Y la acción de obrar es la esencia del hombre.

El hombre deprimido no se transita, sólo transcurre, se deja llevar por el tiempo. El tiempo lo devora, como la maleza devora al camino olvidado.

Pero el hombre despierto se transita de manera permanente, sabe del peligro de la maleza. Realiza el acto voluntario de obrar sobre el tiempo y por lo tanto, permite la generación y permanencia del camino.

 Se puede transcurrir en estado de sueño, dado que el rumbo de la existencia lo imprime el fluir del tiempo. Es más, sólo es posible transcurrir en el profundo sueño.

Pero cuando despierto a una voluntad superior, ya no es posible transcurrir, dado que la imaginación cesa de producir el vehiculo que nos transporta por el tiempo;  y que nos disocia de la realidad única del camino.

Ahora, mediante el tremendo esfuerzo de una voluntad que me despierta, abandono la barca sobre el río del tiempo, y dejo por primera vez mi huella humana en el camino.

Imprimo el sello, el sello del Hombre.

Realizo la obra, para la cual he despertado. 

Y ahora transito por una verdadera existencia.

El hombre despierto es el camino que cruza un inmenso desierto. Y basta con uno, para poder cruzarlo.

En la Ciudad de Dios se escuchó:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”

Juan 14:6

               

                               AXSER