Sueño con la imagen de un inmenso océano, sé que es el vientre de Dios. Nada ocurre. Veo el agua azul y calma hasta que de ese espejo inmutable, surge tempestuosa una cima. Sé, que más tarde, será una pequeña isla. Y esa isla, seré yo.

 El  hombre Real

“Todo es alimento de algo superior, y a la vez, ese alimento, no es consciente de ser devorado. Somos, al transcurrir, consumidos por el creador del tiempo, que sin piedad nos otorga la esperanza del mañana, pero nos arranca a pedazos cada minuto presente. “

Si el hombre transcurre, sólo vive en una dimensión temporal, ha sido creado por un Dios menor... para ser su alimento.

Pero si el hombre transita, es porque una parte de él ha escapado de las garras del tiempo. No todo en él será devorado.

El demiurgo tiempo sólo le arrebatará una parte, su zona ilusoria.

La otra parte, con la que transita el hombre nuevo, ha sido resguardada dentro de una fortaleza circular (energía superior). Como en los tiempos medievales los héroes se protegían en castillos de piedra, del temible fuego del dragón.

Esta parte (yo testigo), ahora resguardada, es consciente de sí misma pero las demás (yoes ilusorios) no lo son. Y sabe que todas las demás, que forman la personalidad, son “pasto” para el fuego del dragón.

La energía liberada por el fuego, es el alimento de un dios menor, creador del tiempo.

Pero ésta es sólo una verdad.

Cuando el hombre ha logrado proteger una parte de sí y hacerla consciente, recién ahí es cuando nace dentro de la esfera del Dios de lo increado, del Dios mayor. En mi sueño, la imagen del océano.

El hombre despierto nace como isla. Y ahora la isla recibe del océano todo lo que necesita. Toda la energía del océano gravita sobre ella y es entregada gratis sobre sus costas.

Pero ésta es sólo una verdad.

Éste será por mucho tiempo el paraíso del hombre nuevo. Hasta que un día, muy pero muy lejano, comenzará a añorar el mar, a ser nuevamente parte del océano, a ser... dentro del mismo vientre de Dios.

Y es aquí en donde comenzará su segunda batalla y su tercer nacimiento.

Observará que todo lo que ha recibido del mar, que lo hizo feliz, llegó a él mediante una energía incansable que aconteció en el mar en sincronía con el surgimiento de la isla.

Y ésa, es la enorme energía de la marea.

Y ahora, este semi-dios está preso en su paraíso de roca, dado que la fuerza del mar no le permite alejarse de la isla.

La marea que antes lo alimentaba, ahora le impide romper las cadenas y ser parte de Dios.

Pero es un héroe, y sabe que deberá inmolarse, ya no necesita conservar el testigo dentro del círculo de roca.

En esta isla... ya no llegan los dragones.

El héroe se fortalecerá.

Y si antes, algún temor lo limitaba, ahora nada impedirá que su voluntad genere un acto de amor tal, que logre traspasar la última rompiente que lo retenía en la isla.

Ahora ya no hay un héroe, sólo queda el recuerdo de él en una isla abandonada.

Por fin, también el héroe se ha liberado!




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