martes, 31 de mayo de 2011

“Si la confusión en el barco es por no saber enfrentar la tormenta, será mejor que el barco decida el rumbo. Levar anclas, y con el espíritu en calma, habitar en el carajo, hasta que la ira del mar quede satisfecha”

El barco y la ira del mar
Si bien no todo mar es turbulento convengamos que sólo su furia puede elevarnos al carajo.
Únicamente el instinto de supervivencia nos elevara lo suficiente para poder ver, en la oscuridad de la tormenta, una nueva realidad.

Será el encuentro con un Hombre nuevo, que hasta ahora dormía tranquilo, atado a un largo sueño, y acunado, suavemente, por las dulces olas de la ilusión.

Imagino a mi barco navegado por un mar calmo, en donde no se puede distinguir el cielo del agua, y en donde la vela, abrazando una brisa suave, disponga de mi próximo destino.

¿Qué sería de mi vida en aquel barco sino la continua generación de ilusiones?

Es por eso que un día se oscurece el horizonte, pronosticando la posible tragedia.

Y ese hombre, que permanecía en el letargo de un sueño profundo, puede despertar, y si lo hace, correrá hacia el carajo, para elevarse al encuentro con lo mágico, y verá desde ahí tierras nuevas.

Y si no despierta de su sueño, soñará que lucha contra ese mar inmenso, y en cada conquista, cada ola que logre batir, será el motivo por el que seguirá durmiendo.

Implacable, el mar, partirá el casco del barco, y se tragará, sin dudas, lo que le pertenece.
   



                              AXSER

No hay comentarios:

Publicar un comentario